martes, 24 de julio de 2007

Tráfico

De todos es sabido el celo por nuestra seguridad que muestra últimamente la DGT y en especial su “cabecilla”, el señor Pere Navarro.

Nos han prohibido hablar por el móvil si no es utilizando un “manos libres”, lo que me parece muy bien.

Nos han bajado la tasa permitida de alcohol en sangre hasta 0,25 mg/ml, lo que hace que con una simple caña puedas dar positivo. Hombre, con una caña no vas a conducir mejor que sin beberla, pero ¿te incapacita para conducir?

¿No nos hemos pasado un poquito? Según parece, hay recomendaciones de la UE para que la tasa máxima sea por debajo de los 0,5 mg/ml. Pues nosotros, hala, lo dejamos en la mitad.

Nos han puesto un carné por puntos que pende sobre nuestras cabezas como la espada de Damocles. Y es que, si tienes un día tonto, te puedes arruinar la vida. Imagina que eres siempre un conductor responsable. De hecho, trabajas conduciendo tu vehículo y el pan de tus hijos te lo ganas como repartidor. Te llaman del hospital para que vayas corriendo, ya que acaban de ingresar a tu mujer. Con los nervios y las prisas que llevas, te saltas un Stop que ya conoces y en el que tienes visibilidad de sobra, y además pisas más de lo debido sin darte cuenta de un par de radares que han añadido hace poco al mobiliario urbano.

Pues la has jodido. Ya te puedes buscar un empleo en otra cosa, porque si te quitan el carné también te están quitando el puesto de trabajo. Hombre, el párrafo de arriba no es como para premiar a la persona que infringe la ley, pero tampoco es como para meterle en la cárcel.

¿O sí? Pues con la nueva reforma del código penal, si ha pasado a 110 Km/h en un punto de ir a 50, pueden meterte en la cárcel. ¿No es excesivo? Hasta ahora, para ir a la cárcel tenías que delinquir digamos que “voluntariamente”. Robar, matar, estafar, … cosillas de esas. Ahora, con un despiste puedes ir al talego.

La nueva cruzada del señor Navarro es quitarnos los GPS’s. Cuando empezaron a hablar de prohibir el móvil al volante, yo me daba cuenta constantemente de que los que “te la armaban” eran, con muchísima frecuencia, gente que iba hablando por el móvil, así que la medida me pareció acertada.

Además, tuve conocimiento de informes elaborados por expertos que medían el número de señales de tráfico que no eran percibidas por el conductor, y cuando iban hablando por el telefonito de marras, aumentaban escandalosamente.

Desconozco los informes que hayan elaborado los expertos sobre los GPS’s, pero mi percepción es bien distinta. Conduciendo, nunca he tenido un susto con alguien que fuera colgado del GPS, y sin embargo he tenido varios con personas despistadas intentando ver por donde ir, buscando la señalización, siempre tan clara en Madrid.

Yo uso el GPS. ¿Y cuándo lo pones? Pues cuando estas despistado, porque para ir por rutas conocidas no lo enciendes. Y cuando estas por sitios que no conoces, se conduce mejor con GPS que sin él.

Y mientras no haya estudios como los que he mencionado antes del móvil, no sé a qué viene querer prohibirlo, porque cosas que nos descentran conduciendo hay muchas más (los niños, la consorte, la suegra, la radio, el aire acondicionado, la sed, el tabaco, el sueño, el calor, el frío, la resaca,…), pero que no nos incapacitan para conducir. Pues el GPS, lo mismo.

Últimamente estoy que trino con Tráfico por las cosechadoras que me encuentro en la Nacional I. Es algo que no entiendo. Tanto velar por nuestra seguridad y permiten a esos monstruos por las autovías, a veinte por hora.

¿No es esto peligroso? ¿Y antiecológico? Porque en mi modesta opinión se generan unas tremendas situaciones de riesgo cuando te encuentras en una autovía a todo el personal parado, y las emisiones a la atmósfera ni te cuento. ¿Sería mucho pedir una normativa que prohibiese la circulación a esos bichos en las cercanías de las grandes ciudades en las horas de mayor tráfico?

Puff, y después de todo este tostón todavía no he tratado el tema de los radares, si son por nuestro bien o por el de los bolsillos de algunos, ni el de los guardarrailes y las motos, ni los puntos negros en las carreteras, algunos en tramos recién construidos, etc, etc, etc.

En definitiva, que la DGT es como una madre, “que no hagas esto”, “que no hagas lo otro”, y como ellas se excede en el celo por sus polluelo. Pero la diferencia está en que nuestra madre “nos ha parío”, y la queremos mucho.

Señores de la DGT: Madre no hay más que una, déjennos un poco en paz.

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