miércoles, 8 de agosto de 2007

Protección anticopia


Anteayer he comprado un DVD de Neil Young. Es un monstruo. Me encanta. Bueno, mejor dicho, me encantaría. Si, me encantaría poder ver el DVD que he comprado. Pero es que resulta que está protegido para que no se pueda copiar, y para eso se saltan todos los estándares de los DVD’s, y mi reproductor dice que naranjas de la china, que a él no le han enseñado a leer eso.

Ahora tengo que acercarme a la FNAC, donde lo compré y a ver si me devuelven el dinero. Que yo sepa, no suelen hacerlo. Cualquier producto multimedia te lo cambian por otro igual siempre que esté defectuoso. Y claro, si lo han editado así, me van a dar otro igual. Que hago, ¿más viajes a protestar? Aparte del tiempo y el dinero del desplazamiento, estas movidas me ponen de tal mala leche que estoy una semana mascando la adrenalina que segrego.

Creo que lo más sensato es que piratee mi propio disco, que para eso tengo derecho a copia privada y pago el canon de la SGAE, y luego ya veré si regalo el original a algún amigo al que sí que le funcione. O a varios, eso sí, copiado.

lunes, 6 de agosto de 2007

Dignidad

Tengo un amigo (muy buena persona él) que afirma que todos somos egoístas. Defiende que hasta cuando te comportas de manera generosa lo haces por egoísmo, ya que es tu manera de sentirte bien contigo mismo.

Yo siempre le he rebatido este argumento diciendo que la utilización universal de una palabra le resta su significado. Si todos somos egoístas, decirlo aplicado a una persona es una perogrullada.

Aunque todos tuviéramos ese mínimo puntito de egoísmo en común, no es lo mismo el que se dedica exclusivamente a su propio interés, pasándose por el arco del triunfo todo bicho viviente a su alrededor, que una persona preocupada por el bienestar de quienes le rodean.

También valdría como ejemplo el término “humano”. Todos somos humanos, pero cuando se le aplica a alguien es porque destaca por esa característica.

Esto viene al hilo de la doctrina imperante en los chafarderos televisivos de la tarde, de que “el trabajo de prostituta es muy digno”.

Hombre, o estamos en el caso antes descrito en el que a una palabra se le ha quitado todo su significado, o no puedo estar de acuerdo.

Yo, como siempre, acudo al diccionario. A saber:

Dignidad (Del lat. dignĭtas, -ātis):

1. f. Cualidad de digno.

2. f. Excelencia, realce.

3. f. Gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse.

4. f. Cargo o empleo honorífico y de autoridad.

5. f. En las catedrales y colegiatas, prebenda que corresponde a un oficio honorífico y preeminente, como el deanato, el arcedianato, etc.

6. f. Persona que posee una de estas prebendas. U. t. c. m.

7. f. Prebenda del arzobispo u obispo. Las rentas de la dignidad.

8. f. En las órdenes militares de caballería, cargo de maestre, trece, comendador mayor, clavero, etc.

Digno, na. (Del lat. dignus):

1. adj. Merecedor de algo.

2. adj. Correspondiente, proporcionado al mérito y condición de alguien o algo.

3. adj. Que tiene dignidad o se comporta con ella.

4. adj. Dicho de una cosa: Que puede aceptarse o usarse sin desdoro. Salario digno. Vivienda digna.

5. adj. De calidad aceptable. Una novela muy digna.

No veo nada que sea aplicable al oficio de prostituta.

Cuando mis hijos crezcan, no me importaría que fuesen fontaneros, agricultores, pescaderos, escritores, ingenieros, profesores, albañiles, trapecistas, arquitectos, bomberos, y así una innumerable lista de profesiones.

Algunas son más acordes con mis preferencias, pero todas me parecen maneras dignas de ganarse la vida. Dependerá de sus gustos, de sus habilidades, de su esfuerzo e incluso de la suerte que tengan, para acabar de una cosa o de otra.

Sin embargo, si se dedicasen a vender su cuerpo lo consideraría una muy, muy, muy mala noticia. No me parece que fuera nada enriquecedor para ellos. No me parece digno.

Una última reflexión: no estoy de acuerdo con estigmatizar a nadie por vivir de este “oficio”. Vete tú a saber cuales han sido sus circunstancias. Pero no es lo mismo no denigrar a nadie que subirle a los altares.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Descontrol forestal

Miedo me da lo que está pasando con los forestales en Madrid.

Resulta que el Gobierno de Esperanza Aguirre ha emitido una orden interna -"nota interior"- en noviembre de 2006 a los agentes forestales de Madrid por la que les prohíben remitir directamente a la justicia las denuncias de los delitos que descubrieran.

Vamos, que si encuentran alguna actividad que pudiera ser delictiva, la tienen que denunciar como particulares. Es como si la policía no te denunciase como tal institución, sino como Perico el de los Palotes.

Ahora, completan la jugada dentro de la ley “multiusos” y prohíben a los forestales entrar en las fincas particulares, potestad de la que hasta ahora disfrutaban, y con lo que se les limita aún más la capacidad actuación.

Cuando esto mismo sucedió en Baleares, también bajo el gobierno del PP, al final todas esas denuncias salieron a la luz en el caso Andratx, donde su alcalde se autoconcedió siete operaciones inmobiliarias y otras menudencias semejantes.

Bueno, tampoco hay que pensar que este sea un nuevo caso de beneficio directo al bolsillo de unos pocos, pervirtiendo las normas y en perjuicio de muchos.

Nada invita a pensar mal en Madrid.

¿O sí?, ¿para qué pueden querer silenciar a los Forestales?