jueves, 11 de octubre de 2007

Igualdad

Lo tengo automatizado. Cuando alguna mujer se queja de lo mal que trata la sociedad a las mujeres, o de que ellas cobran menos que los hombres, les pido su opinión sobre la injusticia que supone que casi el 100% de las custodias se las estén otorgando a las madres (según los datos que leo por Internet, más o menos el 95%).

Dado que mi convencimiento lo tengo muy claro, y soy un férreo defensor de la igualdad entre las personas, esta pregunta la hago sólo para saber si le debo dar la razón o no, y medir el tamaño de la discusión que vamos a iniciar.

Si ellas me dijeran “Es una injusticia. Hay que solucionar eso” yo les respondería, “Y lo de los sueldos otra. También hay que acabar con eso”.

Pero sistemáticamente ellas, acostumbradas a bregar por sus derechos, saltan hacia adelante para defender a capa y espada que esa es la situación correcta, ya que ellas los han parido (el “nosotras parimos, nosotras decidimos, pero vosotros pagáis” de toda la vida).

Y entonces me sale “la vena calvo”. Según las estadísticas, hay también discriminación salarial por otros motivos, como la calvicie (no es cachondeo). Y puestos a defender cada uno lo nuestro, sea justo o no, pues prefiero luchar por los derechos de los calvos, gremio en el que no sé si he ingresado o estoy opositando. Y luego lucharé por los derechos de los feos, que desde luego cobran mucho menos que los guapos, y eso lo digo sin necesidad de buscar estadísticas.

Yo voy a seguir con mi “pregunta trampa”. Toda mujer que quiera oír de mis labios que hay que combatir la desigualdad salarial deberá defender que hay que combatir el resto de desigualdades. Entonces seré su aliado. Mientras tanto, seré un calvo feo.

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